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Siguiente entrega del curso “Inicia o mejora tu negocio desde casa en 9 pasos”. Esta vez vamos a hablar de uno de los peores enemigos del emprendedor: La parálisis del análisis.

Hay muchas formas de procrastinar, pero los que somos emprendedores, un poco creativos y un poco perfeccionistas, solemos hacerlo de la siguiente manera:

Soñamos con la forma más elaborada de hacer algo, de tal manera que cuando hemos elaborado el plan perfecto y pensado hasta el más mínimo detalle, ya es demasiado tarde para empezar

¿A alguien se le hace familiar?….

Procrastinar en general, es peligrosamente facil.

Sin ningún superior que nos exija resultados, ni un horario establecido, es muy fácil para el pequeño emprendedor que trabaja desde casa no dedicar nunca tiempo para aquellas tareas que no quiere hacer (o que tiene miedo de no hacer bien).

Es cierto que todo el mundo posterga hasta cierto punto, pero cuando eres el dueño de tu propio negocio, y estás solo/a, el hábito de “aplazar por sistema” puede ser contraproducente e incluso destructivo.

Lo irónico del tema es que son precisamente algunas de las mismas cosas que nos gustan de trabajar desde casa (trabajar sin superiores y sin programa establecido) las que pueden evitar que tengamos éxito.

¿Cuándo y por qué procrastinamos?

En general, la procrastinación suele aparecer cuando una tarea es:

• Tan larga que resulta agobiante
• Nueva, pero con un camino desconocido hacia el éxito.
• Relacionada con un tema que no es tu fuerte.
• Desagradable, no te interesa o sencillamente aburrida.
• Nuestro propio perfeccionismo nos autoboicotea.

Sean cuales sean las razones, la procrastinación es una de las peores amenazas de los profesionales que trabajan desde casa, así que, mantente en guardia.

Aquí te dejo algunas estrategias que puedes utilizar para “pillarte infraganti” y que no te afecte.

Cuando la tarea es en realidad un proyecto demasiado largo

Divide y vencerás

Divide los grandes proyectos en pasos más pequeños.

Es mucho más manejable una serie de pequeñas tareas que puedes encajar en tu horario e ir haciendo poco a poco, una detrás de otra.

Identifica cuáles son las piezas clave que componen todo el proyecto, y prográmalos en tu calendario de manera que se adapte a la fecha límite o vencimiento.

Una vez que tengas claro qué tareas específicas son las que tienes que hacer, y cuándo las has de hacer, estarás menos tentado a procrastinar.

Cuando el camino hacia el éxito es desconocido.

Tampoco te sientas culpable de procastinar

En ciertas ocasiones, “date permiso” a procrastinar (siempre y cuando seas consciente de ello, y solo te lo permitas durante un tiempo). Algunos proyectos tienen puntos de partida poco claros, y todos caemos en la tentación de pensar en ellos durante un tiempo para ver si nos viene la inspiración o si vemos una señal divina que nos indica cómo empezar.

A menudo sí es una solución eficaz el hecho de no actuar y dejar que las cosas evolucionen y se solucionen por sí solas.

Pero, si vas a hacer esto, establece un límite de tiempo.

Introduzce una fecha concreta en tu agenda en la que dejarás de pensar y empezarás a trabajar, incluso si todavía no estás seguro por dónde comenzar.

Comienza por cualquier cosa, ¡pero comienza!

Lo más seguro es que no comiences por el principio. Es normal, ya que cuando entras en territorio desconocido, es como dirigirte hacia un lugar sin mapa, no sabes bien a dónde vas, ni desde donde partes.

Lo importante es echar a andar y crear el impulso a seguir, y por el camino encontrarás señales que te irán guiando. Elige uno de los aspectos del trabajo que te parezca más fácil o accesible y ¡hazlo!, después sigue por el siguiente. Enseguida te darás cuenta de lo que deberías haber hecho antes y de lo que has de hacer después, independientemente de por dónde hayas empezado.

La clave es simplemente EMPEZAR.

Busca apoyo

Es importante que mantengas el contacto que personas que hayan hecho algún tipo de trabajo similar porque te pueden indicar la mejor manera de empezar. Nuestro grupo de Facebook está creado con esa finalidad, la de compartir ideas, perspectivas, sistemas sobre cómo hacen las cosas los pequeños empresarios. ¿Te has pasado ya?

La parálisis del análisis

Recuerda que todo lo que hagas no tiene que estar perfecto, simplemente ha de estar hecho.

Este es uno de los principales enemigos de la mayoría de mis clientes (y el mío también): el perfeccionismo.

Muchos propietarios de pequeñas empresas son personas muy creativas que están acostumbradas a sobresalir en todo lo que hacen, y pretenden realizar cada tarea con esa mentalidad: sacar un 10/10.

Sin embargo, la perfección no siempre es necesaria, ni siquiera deseable.

Si te preocupas por hacer todo a la perfección, te aseguro que no conseguirás hacer nada.

Lo que yo les recomiendo, es que intenten reajustar sus estándares personales, puesto que el concepto de “perfección” es muy subjetivo. El orden y distribución “perfecto” dentro del cajón del escritorio no será lo mismo para una persona que para otra. Pués así es con todo.

Hazlo lo mejor que puedas y a otra cosa.

DEJA DE PREPARARTE PARA ESTAR PREPARADO/A Y ¡HAZLO YA!

Cuando la tarea no es tu fuerte: Delegalo

Si puedes asumir el gasto, no tienes por qué forzarte a hacer algo para lo que no tienes habilidades, te vas a quemar.

Puedes pasarlo a otra persona. Además, desde el punto de vista financiero, has de valorar que tardarás mucho más tiempo de lo que deberías (horas no facturables) por no dominar el tema y te saldrá caro.

Tu tiempo en realidad lo deberías invertir en actividades que generen riqueza a tu negocio. Seguramente existe otra persona cuyo negocio está basado en hacer exactamente lo que tú no dominas. ¡Encuentra a esa persona!

Alternativa:Aprende cómo hacerlo

Si resulta que la tarea es una parte esencial de tu negocio, y no puedes permitirte contratar a alguien, acepta el hecho de que necesitas aprender a hacerlo. Apúntate a un curso, lee libros, convence a un amigo para que te enseñe…si crees en tu idea de negocio, has de hacer todo lo que esté en tu mano para averiguar cómo hacer ese trabajo. No te puedes estancar ahí.

Tarea desagradable, que no te interesa o sencillamente aburrida. .

• Intenta enfocarla de la manera más sencilla y hazla sin complicarte con detalles.
• Hazla a primera hora de la mañana y quítatela de encima cuanto antes.
• Piensa quizás, en premiarte con algo cuando la acabes.
• Elimina distracciones que desvíen tu atención y alarguen el momento de acabar.
• Puedes trasladarte a hacerla a otro lugar que te resulte más relajante para compensar un poco lo desagradable que te parece la tarea.
• Estandariza el proceso para no tener que pensar demasiado en ello cuando la hagas.
• Establece el límite de tiempo que vas a invertir para realizar tareas que no te satisfacen. Por ejemplo, te puedes proponer a ti mismo/a que pasados 15 minutos, puedes pasar a hacer otra cosa, si te sientes agobiado/a.
• Si la tarea que procrastinas es una conversación difícil con una persona, lo mejor que puedes hacer es anotarte lo que le quieres decir, y luego ensayar mentalmente cómo se lo vas a decir. Si te sientes preparado/a, será más fácil.

La procrastinación en general impide el progreso, y eso es algo que no te puedes permitir si trabajas por tu cuenta.

Si no encuentras la manera de seguir adelante, tu negocio se verá afectado y es posible que pronto tengas que cerrar, o que no puedas hacer realidad tus sueños…
Como todo el mundo procrastina hasta cierto punto, todos conocemos la maravillosa sensación de alivio una vez que has terminado una tarea que has de hacer.

 Y tu ¿de qué forma sueles procrastinar?

¿No lo sueles hacer? Pues comparte con todos tus trucos:

Disfruta, comenta y comparte

Carol